DE PASEO
Llegamos felices a los pies del cerro, estacionamos las bicicletas en la reja acostumbrada y nos preparábamos a subir cuando la Cata se acordó del bloqueador. Como dijo que se demoraría diez o quince minutos, la esperé sentada en el suelo tomándome el agua que después me haría falta.
Se fue en la bicicleta pedaleando como alma que lleva el diablo. Me empecé a imaginar que se caía, o que la atropelalban, qué se yo, puras tonteras, era demasiado rápido cómo iba y me asusté, pero me puse el firme propósito de serenarme y esperar en calma. Venían llegando unos tipos muertos de risa de algo que les había pasado abajo. Andaban voladísimos y tan temprano. Se me acercaron y me preguntaron si yo era la Maluchi. inmediatamente, pensé que algo le había pasado a la Cata y me paré y les pregunté. Me dijeron que sí, que ella decía que no me asustara, pero que la habían atropellado, que el tipo se arrancó y que por favor bajara a ayudarla. Tomé la bicicleta tiritando de nervios y bajé lo más rápido posible, pero no la encontré en todo el camino. Seguí hasta la casa de ella y le dije a la tía lo que había pasado. No tenía idea, y salimos las dos a buscarla en el auto de la tía. En eso viene la muy fresca, feliz y cagada de la risa con los volados del cerro.
"¡Te la creíste, amiga, pobrecita!"
Me bajé del auto sin darme cuenta que venía un tremendo camión por mi lado y voló la puerta, a mí y a mi amiga.