DE ANDARES
Se le ve deambular por el parque todo el día, desde temprano en la mañana hasta casi la media noche. Acaricia a los perros, a las palomas, a uno que otro gato perdido...
Con los niños es amable, les devuelve las pelotas, les ayuda con los patines...
Mirando a los niños jugar, recuerda su corta infancia, cómo a los diez años, ya tenía que llevar dinero, como fuera, al hogar y preocuparse de los hermanos que la madre había dejado a su cuidado, para dedicarse a cobrar por el amor.
Del padre, ni hablar, si se le veía, era en raras ocasiones y en tal estado de alcoholización, que era mejor arrancar.
Pero la tía Flora creía en él, le tenía fe y cuando podía, le ayudaba con algo para la casa, para los hermanos chicos.
Era bueno el Tomás, era de alma pura, de corazón generoso, nunca nadie lo escuchó ofender o gritar apenas a nadie, ni a los perros. Siempre calladito, siempre aguantando, siempre obedeciendo.
Mientras crecía, la tía Flora pensaba con amargura que alguna mujer lo descarrilaría, pero al cumplir treinta y no haber tenido ninguna, ni siquiera escondida, que suponiera ella, se quedó tranquila y pensó que podría morir en paz. Si se quedaba soltero, los niños podrían estudiar y el Tomás los ayudaría en todo, seguro.
Compañero inseparable del cura nuevo, pensó por un momento en seguirle los pasos, sin embargo, pensó en sus hermanos, y prefirió seguir así, con sus peguitas cortas pero seguras, el trabajo de gásfiter daba buenos dividendos si se hacía con "profesionalismo", porque el Tomás no era un maestro "chasquilla", era un Señor Gásfiter. Honrado, puntual y trabajador.
Sus solitarias noches y su llanto ahogado, eran sentidos sólo por la tía Flora, la que hacía oídos sordos ante la eventualidad de perderlo.
En el cumpleaños cuarenta del Tomás, los dos hermanos seguidos de él, lo celebraron con una fiesta sorpresa. Ellos ya estaban trabajando y podían, entre ambos, darle ese regalito. Lamentablemente, la tía Flora había fallecido el año anterior, víctima de nunca nadie supo qué...
Tomás se veía muy contento en la fiesta. Su casa, humilde, pero bastante mejorada desde los tiempos del abandono materno, brillaba de luces y música, como también de mujeres ávidas de comprometer al Tomás.
Estas solteronas cartuchas, eran la antítesis de la tía Flora, prácticamente la única mujer con que el Tomás se había relacionado.
Lo acosaban a escondidas, que nadie supiera, se iban al baño detrás de él y le hacían insinuaciones, le rozaban sus prominencias, haciéndolo enrojecer y sentir calenturas que ya se le habían olvidado o que creía que nunca sentiría de nuevo, desde las primeras pajitas en la adolescencia.
Al día siguiente, Tomás había desaparecido, no estaba por ninguna parte, ni en el parque, ni en la iglesia, ni trabajando. Su maletín estaba intacto y el cura lo necesitaba para reparar una llave que goteaba, pero nadie lo había visto. La hermana más pequeña, que ya no era "tan" pequeña, y lo conocía muy bien, lo buscó en la grieta del cerro a donde él los llevaba de chicos a jugar a la escondida.
Nadie jamás lo habría pensado, a nadie nunca se le habría ocurrido semejante brutalidad. El Tomás estaba inmóvil junto al cuerpo inerte de una de las solteronas de la noche anterior.
Desde ese día, no abrió la boca nunca más, salvo para comer y tomar agua, obligado, primero por los gendarmes, luego, por la hermana, al comprobarse su paupérrimo estado de salud mental y puesto en libertad.
El pobre Tomás, ¿se había vuelto loco o era el arrepentimiento lo que lo mantenía en silencio?
Eso le preguntaba el cura, siempre y cuando el Tomás lo dejara acercarse, ya que se había vuelto un poco huraño.
Un día, el Tomás se aburrió de que el cura latero le preguntara a cada rato lo mismo y al fin decidió contarle.
3 Comments:
Siempre bellos... ¿¿¿dónde anda???
me gusto mucho tu trabajo literario
muy bueno
besoss
au revoir
Hola Maria soy Raul Heraud, peruano, he vivdo en arica hace algunos años, mi hijo nació allí y mi esposa estudió Psicología en la UTA. Arica es un lugar al que le tengo un gran cariño y muy buenos recuerdos, felicitaciones por los escritos, te invito a visitar mi página:
http://blog.iespana.es/raulheraud
Saludos desde Lima.
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